Comprender las raíces de la Crisis Alimentaria, agravada por la COVID-19, es muy importante para establecer estrategias realmente pertinentes y oportunas.

Comprender las raíces de la Crisis Alimentaria, agravada por la COVID-19, es muy importante para establecer estrategias realmente pertinentes y oportunas.

A diferencia de la Crisis Alimentaria de 2008, impulsada por perturbaciones en los mercados mundiales, la actual crisis es fomentada por alteraciones en los mercados locales de trabajo y de productos.

Las grandes pérdidas de ingresos y remesas han reducido la capacidad de los hogares urbanos y rurales de comprar alimentos.  Además, las interrupciones del suministro a los mercados locales han disminuido la disponibilidad de adquirirlos y han aumentado los precios de los mismos.

Las economías que dependen de las importaciones enfrentan dificultades adicionales debido a que las depreciaciones monetarias han elevado el costo de los alimentos y otras importaciones esenciales.

Las alteraciones del suministro incluyen:

  1. Las restricciones a la circulación que impiden el comercio de alimentos,
  2. El cierre de 'mercados húmedos', 
  3. La menor disponibilidad de mano de obra,
  4. La falta de liquidez (especialmente para los grandes comerciantes de alimentos),
  5. El cierre de empresas informales así como de microempresas y pymes frágiles (que dominan las cadenas de valor agrícolas en la mayoría de los países), y
  6. El acceso limitado a insumos agrícolas para la producción de la próxima temporada.

Como resultado de estas interrupciones del suministro, la inflación de los precios de los alimentos aumentó significativamente y más rápido que la inflación general, afectando en particular los precios de los perecederos y de mayor valor nutritivo en comparación con los cereales.

Estos impactos se suman a las múltiples causas subyacentes de la tendencia al alza del hambre en el mundo desde 2014 observada antes de la Pandemia de COVID-19.

Las causas de fondo del aumento a largo plazo del hambre incluyen el clima, los conflictos, las enfermedades zoonóticas y las plagas, así como las crisis económicas.

Los conflictos violentos han aumentado desde 2010, siendo la inseguridad alimentaria y las Crisis Alimentarias, una consecuencia como una causa de los conflictos. La inseguridad física ha reducido los incentivos para las inversiones y la violencia ha alterado el transporte a los mercados y destruido la infraestructura esencial para aumentar los ingresos y la seguridad alimentaria.

Al mismo tiempo, la Inseguridad Alimentaria, impulsada por las crisis climáticas, la volatilidad de los precios de los alimentos, la exclusión y la falta de oportunidades económicas, ha incrementado el riesgo de conflictos.

La frecuencia y el impacto de otros brotes de enfermedades zoonóticas −enfermedades infecciosas transmitidas de los animales a los seres humanos− más allá de la COVID-19, como la gripe aviar, el SRAG, el SROM y el ébola, han aumentado en las últimas dos décadas.

Las plagas de los cultivos, como la reciente plaga de langostas, agravan los impactos. Las crisis macroeconómicas también han hecho subir los precios de los alimentos y la inflación general en varios países de la AIF.

Si no se presta atención a los factores de largo plazo, las Crisis Alimentarias se repetirán. 

En todos estos ámbitos, es importante alinear mejor las políticas y el gasto público para lograr mejores resultados en el área de la seguridad alimentaria.

Esta alineación es fundamental para atraer mayor inversión privada y promover el cambio tecnológico. Una mejor logística y tecnologías digitales también pueden ayudar a aumentar la eficiencia, la resiliencia y la inclusión de los mercados y las cadenas de valor agrícolas.

Esto incluye reducir los riesgos de conflicto, mejorar la cohesión social y la percepción ciudadana de la legitimidad del Estado, desarrollar el sector privado y crear empleo, proporcionar medios de subsistencia a los desplazados y refugiados, todo lo cual puede ayudar a mejorar aún más la seguridad alimentaria.

Enfrentar la inseguridad alimentaria y las Crisis requiere atender múltiples frentes, abordando los problemas en la agricultura, las redes de protección social, la salud, el agua y la estabilidad macroeconómica.

Una respuesta oportuna al fuerte aumento de la inseguridad alimentaria en los países más pobres supone un futuro mejor para todos.

Bogotá, D. C, 28 de febrero de 2021

Fuente: WGB_IDA.

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