Por Gonzalo Buenahora. Historiador.Agencia de Noticias Vieja Clío.  Santafé de Bogotá, 1830.- El pasado 8 de mayo, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios, conocido por sus amigos como “El Libertador” y por sus enemigos como “Longanizo”, partió de Bogotá acompañado de un grupo de amigos y con solamente 17 mil pesos producto de la venta de su vajilla de plata, sus alhajas y sus caballos. Como es ampliamente conocido, el mes pasado fue publicada en la prensa la resolución del Congreso venezolano de romper relaciones con Colombia mientras el Libertador permaneciera en suelo colombiano. Como es obvio, el agravio devoró la salud del caudillo quien, después de penosos sufrimientos, falleció en la Quinta de San Pedro Alejandrino el 17 de diciembre a la una y tres minutos de la tarde. Tenía 47 años de edad y, de acuerdo con su médico, tuberculosis pulmonar acompañada de ansiedad, depresión e hipocondría.

Los despojos mortales del Libertador recibieron cristiana sepultura en el altar mayor de la Catedral Basílica de Santa Marta, y en ese sagrado recinto morarán hasta diciembre de 1842, cuando serán trasladados a su país de origen Venezuela, cumpliéndose así el mandato de su testamento.

Los restos serán inhumados en la cripta de la Santísima Trinidad de la Catedral de Caracas, santuario de mucha advocación de la familia Bolívar, que guarda las cenizas de sus antepasados. Allí permanecerán hasta su definitivo traslado al Panteón Nacional, hecho que tendrá lugar el día 28 de octubre del año del Señor de 1876.

Comments powered by CComment