Por Horacio Serpa.-No es poca cosa que a un Partido Político, en plena campaña electoral, le toque cambiar los Estatutos. Fue lo que le sucedió al Partido Liberal. ¿Qué ocurrió? En el año 2011 se tramitó una reforma estatutaria para reemplazar las normas aprobadas en el 2002, pero se hizo de manera irregular según lo declaró recientemente el Consejo de Estado. Por sentencia ya ejecutoriada se dispuso poner en vigencia los Estatutos anteriores, los cuales habían sido aprobados por una Asamblea Constituyente Liberal y luego ratificados popularmente en elecciones en las que participaron más de tres millones de ciudadanos liberales.
Tan pronto como la Dirección Nacional del Partido conoció la providencia se pronunció públicamente para decir que atendería sus órdenes. Lo está cumpliendo a partir del pasado 8 de Julio, fecha en la que la sentencia quedó en firme, según lo certificó la Corporación Judicial. Inscritos los Estatutos en el Consejo Nacional Electoral, se aplicarán de inmediato.
Tengo la satisfacción de estar contribuyendo, junto con mis colegas de la Dirección Liberal, a que vuelvan a estar vigentes las reglas del 2002, las mismas que, bajo mi dirección, se elaboraron, tramitaron y aprobaron mediante un proceso amplio y participativo. Son los Estatutos más incluyentes y democráticos que ha tenido el liberalismo en toda su historia.
No participé en el Congreso del Partido en el que se modificaron estos Estatutos porque ejercía como Gobernador de Santander. Por eso y por lo dicho en el párrafo anterior, tengo toda la autoridad política para cumplir y hacer cumplir las órdenes del Consejo de Estado.
No ha sido fácil. El Partido viene trabajando con dedicación y esmero para cumplir sus funciones, que son numerosas y exigentes en esta época de elecciones. El Partido no se puede detener, ni quedar acéfalo, ni dejar de atender sus deberes con los cientos de miles de mujeres y hombres liberales para los que la Colectividad roja tiene responsabilidades y obligaciones. Ese es uno de los sentidos esenciales del fallo.
Algunos correligionarios pretendieron presionar el reemplazo estatutario tan pronto como se expidió la sentencia, sin esperar la ejecutoria, desconociendo los intereses partidistas y los derechos de sus militantes. También alegaron que lo hecho desde el Congreso de 2007 no tiene validez. ¡Equivocación! Como ya dije, el Partido no puede paralizarse. Suspender sus tareas hubiera significado, entre otras cosas, quedar por fuera del debate electoral, esencial labor de un Partido Político. ¡Se hubiera acabado!
Ya fue convocado el Congreso del Partido, con cuya realización se superarán todas las dificultades y se corregirán errores, vacíos y contradicciones. También se citó el Consejo Programático. Otras actividades se realizarán en la actual etapa de transición.
A quienes han sido pródigos en insultos e incomprensiones, a los que nos han demandado e incluso denunciado penalmente, les digo que entiendo sus actitudes como preocupaciones en favor del Partido. Si todos colaboramos para que el Partido vuelva a la normalidad, el liberalismo triunfará y será grande. Sus puertas están abiertas.