Por Horacio Serpa.-  Muchos extrañaron que el Vicepresidente de la República no hubiera acompañado al Presidente Santos en la notable ceremonia de La Habana. A otros nos pareció normal. El doctor Germán Vargas Lleras no participa en nada relacionado con el proceso de paz. No opina nada. No le interesa; no dice ni mu. Tampoco deja participar a los suyos.

Aclaraciones fueron y vinieron. Lo cierto es que se hizo presente una situación que a muchos nos parece insólita. El logro de la paz es la principal apuesta del gobierno nacional. Es lo que más conviene e interesa a todas y a todos los colombianos, menos, parece, al verdadero jefe de Cambio Radical.

El doctor Vargas Lleras es todo un personaje de la vida política nacional. Es inteligente, capaz, diligente, realizador. Su carrera pública no tiene comparación.

Es la segunda persona del sistema gubernamental y a veces parece que fuera la primera. Manda y desmanda, ordena, dispone, aplica y ejecuta el presupuesto, regaña y patalea, a veces patea, para que se hagan las cosas, para que se realicen bien, maneja sin árbitro y sin medida Ministerios ofreciendo agua, construyendo vivienda, disponiendo lo del medio ambiente, poniendo y quitando carreteras, dispensando los recursos públicos por billonadas, acorralando Ministros y funcionarios sin contemplaciones. De la paz, nada de nada.

Es el mejor elector. Nadie se resiste a sus órdenes porque queda fuera de la foto. No estar en la foto es no estar en el presupuesto, quedarse sin puentes, sin acueducto, sin el auxilio para vías terciarias, sin mermelada para los votos. Por eso hay que estar allí como sea, comprometido, porque lo que viene es mejor. Será candidato a la presidencia de la República, imbatible, con cargo a los recursos que antes eran de la Nación y hoy son de Vargas, para que gane estas y las próximas elecciones. Para eso es a ciencia y paciencia de la cúpula gubernamental, de los Partidos, de los medios de comunicación que hacen su apología diaria, el hombre de la plata. Y el que tiene plata, tiene votos. Así es ahora.

Acabo de ver en CMI un comercial que llena la copa. Sugestivo, bien elaborado, de esos a 20 millones cada presentación, el cual termina diciéndole a Colombia que lo del agua es obra de Cambio Radical. Faltan los de las casas, los de las carreteras, los de los puentes. Es la mano del doctor Vargas, es el gobierno y punto.

Lo mismo se hace sobre Bogotá. Ahí están las millonadas que no quiso gastar Petro. Para avenidas, para colegios, para privatizar la educación y destituir a los maestros públicos, para bolardos en todas partes, para arreglar el Transmilenio, hasta para pagar nuevos estudios sobre el metro. Solo falta que elijan a Peñalosa. Muy fácil.

Tan fácil como no comprometerse sobre la paz. Que se desgaste el Presidente. Que pongan la cara los partidos políticos de la Unidad Nacional. Lo mejor es pasar de agache, ganar las elecciones ahora y esperar el endoso del 2018. ¡Mamola!

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