Yazmer Ramos García

Por Yezmer Ramos García*.- El autor Giovanni Sartori sostiene que, cuando la opinión pública se informaba principalmente a través de los periódicos, el Equilibrio entre opinión autónoma y opiniones heterónomas estaba garantizado por la existencia de una prensa libre y múltiple. Fue la televisión la que modificó la naturaleza del proceso de formación de la opinión pública, la cascada ya no descansa en lagunas, sino que caía con su fuerza arrolladora, con todo el poder de la imagen sobre los individuos. Este medio de comunicación no permite la existencia de reequilibrio ni retroacciones ni la presencia de múltiples líderes de opinión que posibilitan evaluar mejor las percepciones.

Y en el terreno de la comunicación Política, ese ámbito de estudios interdisciplinarios que incluyen a los medios, los sondeos, la investigación política de mercados y la publicidad, muestra cómo se relacionan las ideologías con las relaciones cognitivas que subyacen en la producción y la comprensión de la noticia. Esto nos permite explicar al mismo tiempo la importante función de reproducción que desempeñan los medios informativos actuales. En parte autónomos en su forma de reproducción cultural, y en parte dependiente y controlado por estructuras e ideologías sociales más amplias, donde los medios informativos incorporan estas estructuras e ideologías a sus propias rutinas de fabricación de noticias y a las estructuras convencionales de sus informaciones, así como, proveedores principales de discursos públicos, los medios informativos proporcionan algo más que una agenda de temas y debates públicos. 

Pertinente traer a presente, la opinión pública para los romanos es entendida como apariencia, de ahí que el concepto se deriva de un concepto publicístico, en donde lo importante es la imagen que proyecta uno a los demás, a la buena o mala imagen (idea) que los demás tienen de uno. En escritores de Roma, como Cicerón se percibe a la opinión pública como “el apoyo del pueblo”, en Protágoras “creencia de opinión de las mayorías”, Demóstenes como “la voz pública de la patria”, Heródoto como “la opinión popular” y Tito Livio como “la opinión unánime”. Así mismo, tanto en Grecia, pero de una forma más matizada en Roma, se da la entrada a unos nuevos conceptos del derecho. Conceptos jurídicos: ius privatum, ius publicum, en donde la opinión nace como punto de unión entre la esfera de lo privado y la esfera de lo común, de lo público. 

De ahí el principio de Hobbes: “Es la verdad y no la autoridad la que hace la ley”

La opinión pública es el resultante de ese debate público y racional y por eso su concepto se sustantiviza de alguna manera pues del mismo modo que sólo hay una verdad, sobre una determinada cuestión o en un determinado momento sólo puede haber una posición racional, que suponga el afloramiento de esa armonía preestablecida y que se impondrá sobre cualquier otra posición que, por su adherencia al error ya no será ni racional ni, por tanto, verdadera.

Comprendamos, que los Colombianos nos encontramos en una situación de aguda tensión y cambio social que nos tiene que suscitar de nuevo temas como los de cuáles son, por ejemplo, las tareas concretas que debemos realizar para construir tejidos sociales y redes en comunicación  que permitan gestar experiencias compartidas y comunidades de intereses; cómo lograr aperturas en los campos de conflicto de modo que sea posible construir los mecanismos para su tramitación arbitrada y pacífica cómo desarrollar los espacios de convivencia que nos permitan llevar las controversias sobre la vida pública a los terrenos de la política, hoy pisoteada por la violencia y la insensibilidad social.

Por ello, quienes han adquirido nuevo poder, como son los medios de comunicación, los sindicatos, los intelectuales y los tecnócratas, deben ser inducidos a usar ese poder en una forma responsable. Aquéllos que han tenido la responsabilidad de la toma de decisiones en gabinetes, parlamentos y partidos políticos deben tener un poder proporcional a su responsabilidad. Las demandas constantemente crecientes sobre el gobierno por grupos de la sociedad y la necesidad del gobierno constantemente creciente de manejar las interrelaciones de una sociedad compleja, requieren de un incremento de los recursos materiales y de la autoridad política.

También, debemos incluir el rol que ocupa la generación del conocimiento y la expansión de las nuevas tecnologías e innovación en la conformación de las democracias actuales. Hemos sido testigos de un novedoso modelo de organización y desarrollo de las sociedades globalizadas, como producto de una nueva situación del capitalismo mundial. Se trata, en otras palabras, de una transformación global que tiene dimensiones equivalentes, en términos de importancia, con la Revolución Industrial, pero cimentada en el impulso de las tecnologías de información y en la socialización del conocimiento e innovación. De ahí, entonces, que los problemas de opinión pública y democracia estén hoy enmarcados por la reflexión en torno a las funciones y efectos de los medios masivos, que lejos de ser sistemas tecnológicos y organizacionales dedicados únicamente a la información y el esparcimiento, los medios de comunicación son actores políticos inmersos en estructuras de poder capaces de traducir y modelar el conflicto social.

Barranquilla 14 de octubre de 2019

Por Yezmer Ramos García

*Abogada y Magister en Ciencias Políticas.

Comments powered by CComment