Jairo Gómez

Por Jairo Gómez*.- Le recomendaría encarecidamente al general en retiro Mario Montoya que viera la película “Escuadrón de la Muerte”, hoy en cartelera; le sería muy útil y seguramente le refrescaría la memoria sobre las ejecuciones extrajudiciales (falsos positivos) de las cuales ha sido acusado por cientos de miles de víctimas y que hoy lo tienen sentado en la JEP.

También se la recomiendo a esos casi tres mil militares que hoy decidieron someterse al  tribunal de paz y cuenten la verdad de todo lo que saben. La justicia transicional, que es reparativa y se cimenta en la verdad, es el camino, de lo contrario el castigo será implacable como le ocurrió al militar de rango (sargento) del ejército norteamericano que fue hallado culpable, según el filme, por la justicia penal militar de ese país y lo condenó a cadena perpetua por practicar ejecuciones extrajudiciales en la Guerra de Afganistán.

Es sorprendente la similitud de los hechos narrados por el cineasta y director Dan Kraus con los llamados falsos positivos en Colombia y de una manera descarnada y real nos pone en escena el horror y la frialdad como son manipulados los cadáveres para justificar su ejecución; evoca de inmediato la idea de que se trata de una táctica o doctrina que se aplica para sembrar terror en las comunidades asediadas por un conflicto armado. Tan coincidente es la estrategia que salta una pregunta: ¿tendrá esto que ver con la archiconocida Escuela de las Américas del Comando Sur de los Estados Unidos y sus doctrinas militares?

“Cíñete a la historia y estaremos bien; he hecho esto muchas veces y siempre he salido adelante”, le dice el comandante del escuadrón al recluta que lo denunció por las ejecuciones extrajudiciales que adornaba (el cadáver), como en Colombia, con armas y granadas para presentarlos como muertos en combate. Frase contundente que resume el cinismo del comandante aunque nunca oculta su responsabilidad, como sí lo hace Montoya a quien militares de menor rango lo han denunciado por exigir resultados por fuera del combate.

Es más, ya de civil, Montoya no oculta su soberbia cuando a una pregunta del tribunal de por qué durante su comandancia se incrementaron los falsos positivos respondió, según varios medios de comunicación, que “me duele decirlo, los muchachos que van al Ejército son de abajo, son los de estrato uno, no van los de estratos dos, tres y cuatro. Nos toca enseñarles como se utiliza el baño, como se utilizan los cubiertos”. Dando a entender que  su baja condición social los habría llevado a cometer esos delitos. Esa es la dolorosa versión que las víctimas también escucharon.   

En Estados Unidos, según lo narrado por le película, cuyo guion nace de un caso real, la Justicia Penal opera y el castigo fue ejemplar; aquí en Colombia, como se sabe, para superar el conflicto armado interno y consolidar una paz estable y duradera se creó el Sistema Integral de verdad, Justicia, Reparación y no Repetición para que quienes estuvieron inmersos en la guerra cuenten la verdad, reparen y restauren a las víctimas y a cambio de ella obtengan unos beneficios.  

Eso debe hacer el general (r) Montoya Uribe, es mi recomendación: contar la verdad. La estrategia era inmanente al sistema, es inocultable. Háganos ese favor a los colombianos y relate como fueron los hechos porque las evidencias así lo corroboran, Dabeiba lo dice todo; permítanos horrorizarnos y rechazar con toda el alma estos hechos, solo así nos concientizaremos de que lo sucedido jamás vuelva a ocurrir en nuestra atribulada Colombia.

Sin duda, nos enteramos de Dabeiba porque la JEP existe, de lo contrario muchas generaciones no nos hubiéramos informado y “seguramente esto hubiera quedado en la impunidad”, como bien lo dijo el Magistrado Ramelli. No dejen de ver la cinta, imperdible.

Bogotá, D. C, 26 de febrero de 2020

*Periodista. Analista Político.

@jairotevi   

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