Giovanni Décola

El viacrucis del Senador Pulgar. 

Por Giovanny Décola*.- Sectores de opinión se han escandalizado ante los infortunados audios, donde presuntamente el Senador Eduardo Pulgar sirve de intermediario para sobornar a un Juez de la República. 

Como en Colombia, condenan primero los medios y luego las redes sociales, yo le tengo otra lectura a esos oscuros episodios, sin pretender justificar los mismos. Empiezo por decir, que jamás he votado por Eduardo Pulgar, ni he militado en su grupo político. 

De las informaciones hasta ahora conocidas, el Senador no es quien busca al Juez, es éste quien acompañado de la primera autoridad de su municipio (Alcalde de Usiacurí, Atlántico), van a su encuentro. El Juez al olfatear algo non sanctus, en la invitación que le hace el Alcalde, si de verdad era honesto, debió negarse acudir a la cita, tal como lo hace una dama decente, cuando huele una coartada… 

El juez, que en este caso, actúo como agente provocador de un delito que jamás se consumó, debe saber de antemano, que el grabar de manera oculta con su interlocutor, una conversación privada, es una vulneración a los derechos fundamentales, y que de utilizarse en un proceso administrativo o judicial, va en contravía del debido proceso, y que el juez como agente del Estado, hizo muy mal, al arroparse en su investidura para promover un juego sucio, que en este caso, lo convierte en el inductor de la conducta punible, pues es él quien a la larga va llevando a su interlocutor, con su pasividad o silencio cómplice, a que le propongan “un negocio” perturbador de las buenas costumbres. 

La intención del Juez, claramente no es evitar la consumación de un delito (Cohecho), pues era precisamente él, quien tenía la autoridad para fallar el proceso. Su intención, era constituir una prueba, que luego pudiera usarse para protervas intenciones, que podrían ir desde la primitiva extorsión hasta la incriminación y punición del provocado, o simplemente alimentar su ego, promoviéndose como un funcionario incorruptible, que a todas luces, es obvio que no lo es. 

Es el Juez, quien en este caso, despierta en el Senador, la idea de cometer un delito, cuya ejecución no se habría llevado sin la intervención de aquél. La Prueba provocada, obedece a una obtención ilegal de medios probatorios, que solo es plausible en la lucha contra el terrorismo, narcotráfico y lavado de activos, puesto que al aplicar en el campo penal el principio venire contra factum proprium, esto significa que el Estado no puede castigar a quien él mismo ha llevado al cometimiento del delito, que en este caso, quedó en una simple tentativa. La jurisprudencia alemana y luego la española, han considerado la prueba provocada como nula de pleno derecho, y cada día esa postura tiene más adeptos en jueces y doctrinantes. 

Será válida la prueba que provoca una mujer; quien le entrega el número de celular de su esposo a una dama muy seductora y despampanante, para que lo enamore, y luego con vídeo en mano de la infidelidad, presenta demanda de divorcio? Obvio que esa prueba será nula de pleno derecho, una vez se demuestre, que la misma, fue provocada. 

Un juez honesto, como lo pretende hacer ver el periodista Daniel Coronel, en su columna llamada “Pulgarcito”, está distante del que nos coloca como ejemplo. Un juez honesto, no se deja manosear de un Alcalde para ventilar procesos asignados a su despacho con ninguna persona. Si llevaba grabadora en mano, es porque ya sabía del tema que le podían tratar y dio pie, para que eso ocurriera. 

Ahora bien, suponiendo que el Juez, fue asaltado en su buena fe, y el encuentro se trató de alguna encerrona, él debió darlo por terminado ante la primera insinuación. Es más, como abogado que soy, sé que a un Juez pulquérrimo, ni siquiera le llegan insinuaciones perversas, pero este Juez, no solo dejó que se le insinuaran, sino que le dibujaran “el negocio”. 

Este episodio, me recordó a un Policía que fue condecorado por reprimir un delito y denunciar que lo intentaron sobornar, y al recibir el premio, dijo: “Me ofrecieron tan solo un millón por un delito tan grave…”. 

Será que el Juez, quería más de los 200 “barras” que le pintaron?

Bogotá, D. C, 16 de julio de 2020

*Abogado y Periodista.

 

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