La renuncia del Presidente de Bolivia Evo Morales, argumentando un “golpe cívico, político y policial”, va más allá de esa afirmación, puesto que después de las elecciones del 20 de octubre, cuando la oposición empezó a denunciar irregularidades en los escrutinios, ratificados por la OEA, obligó al saliente jefe de Estado a convocar nuevas elecciones, pero eso, no fue suficiente.

Por Luis Fernando García Forero.- La renuncia del Presidente de Bolivia Evo Morales, argumentando un “golpe cívico, político y policial”, va más allá de esa afirmación, puesto que después de las elecciones del 20 de octubre, cuando la oposición empezó a denunciar irregularidades en los escrutinios, ratificados por la OEA, obligó al saliente jefe de Estado a convocar nuevas elecciones, pero eso, no fue suficiente.

El aumento de las protestas en las calles en las diferentes ciudades lideradas por la oposición, llevó al comandante de las Fuerzas Armadas, general Williams Kaliman, a pedirle a Evo Morales que diera un paso al lado, con el objeto de no ahondar la crisis, lo que efectivamente se dio con la renuncia después de 13 años de estar en el poder.

"Sugerimos al Presidente del Estado que renuncie a su mandato presidencial, permitiendo la pacificación y el mantenimiento de la estabilidad por el bien de nuestra Bolivia", afirmó en un comunicado el general Kaliman, mensaje que dejó al jefe de Estado en una débil situación de gobernabilidad.

No hay duda, la presión en las calles y enfrentamientos entre los que apoyan a Morales y sus opositores, dejando heridos y muertos, aceleró la crisis.

Desde el punto de vista político, otro de los aspectos que generó y precipitó la renuncia de Evo Morales, fue la radicalización de la oposición y el desmedido afán de buscar la reelección para seguir perpetuándose en el poder, a cambio de haber buscado otra opción, a través de un líder que siga liderando los programas de Gobierno enmarcados en los principios de las comunidades indígenas y que las llevaron a la conquista del poder.

Por ahora se espera que la crisis política de Bolivia se solucione con las herramientas que le da la constitución y se superen los actos vandálicos que han generado las protestas, mientras se convoca a nuevas elecciones que permitan a través de la democracia, determinar con autonomía y sin ninguna intervención extranjera, el mejor futuro del Estado Plurinacional de Bolívia.

Bogotá, D. C, 11 de noviembre de 2019

 

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