Fue un hombre que defendía la democracia incluso cuando el costo político era altísimo.
Por: Horacio José Serpa*. - Horacio Serpa era un hombre decente. Un luchador que defendía sus ideas con carácter, pero siempre con respeto. Era puntual, respetuoso del tiempo de los demás y un ejemplo de familia: no hubiera permitido que nosotros, sus hijos, estuviéramos en malos pasos ni un solo día.
Era un liberal socialdemócrata que creía en gobernar entre distintos, pero siempre apegado a la ley. Creía en el poder de las instituciones, en la Constitución de 1991 que ayudó a construir y en el diálogo como herramienta de cambio. No en la amenaza desde la plaza pública ni en el insulto por redes sociales.
Serpa era leal a sus amigos, respetuoso de las altas cortes y de los medios de comunicación. No inventaba cortinas de humo ni haría sonar trompetas de guerra con países hermanos. No se atravesaría a grandes proyectos de país como el Metro de Bogotá ni a las obras que necesita la gente para mejorar su calidad de vida.
Fue un hombre que defendía la democracia incluso cuando el costo político era altísimo. Denunció la parapolítica cuando muchos callaban, defendió la paz cuando otros agitaban la guerra. Y lo hizo sin odio, sin rabia, sin buscar destruir al que pensara distinto. Su estilo era de firmeza y diálogo, no de gritos ni amenazas. Creía en la política como un espacio para construir consensos, no para incendiar el país ni convertir la división en estrategia de poder.
Hoy veo un país gobernado a punta de trinos, de insultos y de división, y me pregunto: ¿qué diría mi papá? Él estaría del lado de quienes buscan unir, no de quienes siembran miedo; del lado de quienes creen en la justicia, no de quienes amenazan jueces; del lado de las mujeres que marchan, no de quienes las descalifican. No aplaudiría el caos económico, ni la persecución política, ni la estrategia de bloquear el desarrollo del país para ocultar la falta de resultados. Creía en construir sobre lo construido, no en destruir por revancha ni en refundar el país cada cuatro años.
Por eso estoy seguro: mi papá no sería petrista. Si estuviera aquí, sería una voz firme, valiente y respetuosa. Denunciaría los abusos de poder, señalaría el caos institucional, exigiría resultados y aplaudiría lo que se hace bien. Sería, como siempre fue, un demócrata del lado de quienes defienden la Constitución de 1991, la separación de poderes y el respeto por las instituciones.
Bucaramanga, 22 de septiembre 2025
*Administrador de Empresas, especializado en Gobierno, Gerencia y Asuntos Públicos con experiencia en el área financiera y relaciones públicas. Exconcejal de Bogotá, exsenador.