Juan Manuel Galán

Por Juan Manuel Galán*.- ¡Vuelve y juega! En un reencauche que propusieron en septiembre de 2017 algunos congresistas del partido de Gobierno, se inició la recolección de firmas para un nuevo referendo con miras a derogar la JEP y, como “novedad”, sacar del cargo a todos los Magistrados de las altas Cortes, lo que significaba revocar el Estado Social de Derecho. Con la falsa premisa de dos años atrás de “devolverle el poder constituyente al ciudadano” se esperaba que en junio de 2018 la Registraduría convocara a los colombianos a las urnas, lo que no sucedió. Un desgaste de tiempo y recursos, que se convirtió en un show mediático.

Ahora, si bien el Centro Democrático no es el autor del mismo, mencionar que se apoyarían varios puntos de lo que se propone, le hace un gran daño a nuestra democracia y a la estabilidad política -si la hay- del país. Con esto, se sigue alimentando la polarización en la que vivimos y nos condena a seguir estancados en un debate que ya está superado.

No se entiende cómo muchos miembros de esta colectividad en diferentes intervenciones han dicho que están comprometidos con la implementación del Acuerdo e incluso, y aún así continúan avalando ideas extremas e irracionales que demuestran una única cosa: continuar viendo el retrovisor. Da la impresión que no se han percatado que ya no son una bancada de oposición sino gubernamental, que debe procurar la garantía de los derechos de toda la ciudadanía, no sólo de sus simpatizantes.

Igualmente pareciera que con esto buscan que el país no aborde temas críticos que, gracias al acuerdo de paz, están en el pensamiento de todos los colombianos. Sólo un ejemplo es la situación económica, que con el marco fiscal de mediano plazo presentado por el Ministerio de Hacienda esperan un crecimiento del 3,6%, pero que para el BNP Paribas será del 3%, y la baja en la calificación para inversión por parte de calificadoras como Moody’s. Este panorama plantea que será necesaria una nueva reforma tributaria, contrario a lo que piensa el Gobierno.

Con base en lo expuesto hago un llamado urgente a la objetividad y a la sensatez. El proceso de paz con las Farc es un hecho, la JEP es una realidad y están para quedarse. Atacarlos no debe ser la estrategia a seguir, todo lo contrario, debe garantizarse su implementación. Con esto, los temas que afectan el día a día de los colombianos estarán en la agenda nacional.

Bogotá, D. C, 17 de junio de 2019

*Exsenador Liberal

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Juan Camilo Restrepo Salazar

Por Juan Camilo Restrepo*.-La negociación de los TLC y su implementación, se han vuelto especialmente riesgosos para países como el nuestro en la era Trump.

El actual Presidente de los Estados Unidos está cambiando a punta de caprichosas patadas todo el escenario del comercio internacional que con esmero y, no sin dificultades, se fue construyendo desde la finalización de la segunda Guerra Mundial.

Lo que le está sucediendo a México en este momento es especialmente aleccionador: con el arma de los aranceles se le amenaza para que tome tales o cuales medidas en materia de migraciones. Olvidando que los aranceles no están diseñados para modelar las políticas migratorias de los países. Haciendo un símil podríamos decir que la administración Trump está utilizando las tarifas y los aranceles como un instrumento extorsivo.

Toda la prensa europea por estos días coincide en señalar la molestia con la manera arbitraria como el Gobierno de Washington está utilizando los elementos de comercio exterior para imponer sus caprichos. Así lo viene haciendo con la China, con Corea del Sur, con Irán, con México por supuesto, y con tantos otros países que si no se pliegan a las disparatadas exigencias del señor Trump se ven enfrentados al riesgo de caer golpeados o por aranceles o por otras medidas distorsionadoras del comercio exterior.

Se está rompiendo así en mil pedazos el tejido multilateral que se empezó a forjar desde 1948 con la Carta de La Habana cuando se creó el GATT.

Todo este contexto hay que tenerlo en cuenta al estudiar los TLC en la era Trump. Hay que ser mucho más cuidadosos y desconfiados con los Estados Unidos que en el pasado sino queremos llevarnos sorpresas desagradables.

Por eso hay que aplaudir dos medidas que recientemente anunció el Gobierno colombiano y que van en la dirección correcta. La primera consiste en excluir el sector lácteo de la negociación con la Alianza del Pacífico, y muy especialmente con Nueva Zelandia. Este último país es un pequeño gigante de todo lo que tiene que ver con la producción de lácteos. Habernos metido en la Alianza del Pacífico a negociar este rubro hubiera sido probablemente un tiro en el pie que nos habríamos propinado.

La segunda medida tiene que ver con las medidas compensatorias al documentado dumping con el que nos están llegando las exportaciones norteamericanas de biocombustibles, que allá son producidos fundamentalmente a base de maíz. Por primera vez el Gobierno colombiano resolvió encarar este problema y le va a imponer a las exportaciones que vienen de los Estados Unidos, y que están agobiando a los productores nacionales, medidas compensatorias que, aunque transitorias, son de gran utilidad.

Los Tratados de Libre Comercio no se diseñaron para que nos llenaran las exportaciones, a menudo subsidiadas y desleales, provenientes de países que cuentan con una capacidad fiscal de subsidio y apoyo a sus industrias nacionales mucho más fuerte que las nuestras. Por eso los centroamericanos tuvieron la clarividencia que no tuvimos nosotros de excluir al sector lácteo de su Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos.

No hay que olvidar que las atolondradas medidas que viene tomando Trump en su comercio exterior, que consiste en subir atrabiliariamente los aranceles a terceros, que a su turno toman medidas retaliatorias como lo viene haciendo China contra las importaciones provenientes de los Estados Unidos, está generando primero un perjuicio grande a los consumidores de Estados Unidos a los que se les encarecen sus importaciones, pero también a ciertos sectores exportadores de este país.

Como sucede con el sector agrícola Norteamericano que es la primera víctima en la guerra comercial que está atizando el Señor Trump. Estas exportaciones agrícolas de los Estados Unidos que se ven imposibilitadas de llegar a los mercados de los países que están en primera línea en estos fuegos de la guerra comercial, buscan una salida desesperada hacia mercados más débiles y emergentes como es el nuestro.

Por eso hay que ser especialmente cautelosos con el comercio exterior en esta época. El multilateralismo le está teniendo que ceder el puesto a los caprichos del Señor Trump.

Bogotá, D. C, 17 de junio de 2019

*Abogado y Economista. Exministro de Estado.

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José Felix Lafaurie Rivera

Por: José Félix Lafaurie Rivera.-Maquiavelo recomendaba no buscar por la fuerza lo que pudiera ganarse con la mentira. Pues bien, esa estrategia mentirosa de distorsionar la realidad como arma política, está nublando la percepción que del país tiene la “opinión pública”, manipulada por intereses ideológicos, políticos y económicos.

La estrategia se mueve por “las redes”, pero también por los medios y algunos “deformadores de opinión”, en la oposición declarada y en la no declarada –“el tibio centro”–, que esparcen pesimismo, como vapor maligno de película de terror, para hacer sentir que el país va mal, para “disminuir” al presidente y culparlo de todos los males, porque –dicen– el país está “desgobernado”.

Que Duque se obsesionó con las objeciones; que la economía está estancada; que le falta foco, que le falta norte, que le falta “tono”; que obedece al expresidente y su partido, que es lacayo de Estados Unidos; que quiere acabar con la JEP y, por cuenta de unos espurios expertos de la ONU, que también incita a la violencia contra los ex Farc, “desprecia” su derecho a la vida e incumple el Acuerdo.

La cosa no para ahí. Un caricaturista lo pinta como niñito a quien la banda presidencial le queda grande; otro como cerdito ingenuo, y una revista lo muestra como un presidente solitario. Es el mensaje subliminal de “pobretear” al presidente, con una gran dosis de doble moral y mezquinos intereses políticos.

En el reciente especial de Caracol, construido sobre esa percepción negativa, yo vi a un presidente diferente al del estereotipo. Frente a un entrevistador que parecía empecinado en convencerlo de la crisis, vi a Duque empoderado, rebatiendo con cifras, con hechos, con optimismo realista y sin titubear, los argumentos de los arúspices de la calamidad nacional, que solo está en las intenciones soterradas de opositores y oportunistas.

La doble moral es patética. Los que ayer se aglutinaron para descalificar al ministro de Defensa, son los mismos que enterraron la moción de censura. Botero salió fortalecido.

La realidad enfrenta a la mentira. Los que hoy reconocen la validez de las inquietudes presidenciales y proponen una “ley interpretativa” para buscar lo mismo que las objeciones: claridad; ayer las combatían anunciando la destrucción del Acuerdo si se le tocaba una coma a la JEP.

Los que defendieron las competencias desbordadas de la JEP en el caso Santrich, se sumaron a la teoría del complot para extraditarlo y condenaron la indignación del presidente ante la posesión del mafioso, son los mismos que, para no quedar mal, abandonaron afanosos el recinto para sumarse al rechazo.

Los que dicen que Duque no tiene agenda legislativa, aprobaron la ley de financiamiento, el Plan Nacional de Desarrollo y la Ley TIC, entre otras; y claro, hundieron la reforma política porque nos les convienen las listas cerradas; y el enésimo intento de reformar la justicia, como lo han hecho desde hace más de diez años.

Son los mismos que, bajo el argumento de la gobernabilidad, mandan mensajes extorsivos para que termine la veda de mermelada y se reparta el botín burocrático y presupuestal, según ellos, la única manera de gobernar.

Mentiras; este país tiene espacio para la dignidad política. Mentiras; la economía no está mal, como lo confirma el Banco Mundial. Mentiras; Duque no está solo, lo acompañan sus principios y millones de colombianos. Mentiras; el presidente tiene un norte, o será poco el de construir juntos un futuro a partir de la legalidad, el emprendimiento y la equidad.

Quienes le apuestan a la mentira contra un gobierno decente, juegan con candela de cara a 2022.

Bogotá, D. C, 15 de diciembre de 2019

*Presidente de Fedegan

@jflafaurie

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Guillermo García Realpe

Por: Guillermo García Realpe* –. La mayoría de colombianos están percibiendo un manejo presidencial del país flojo, de poca efectividad en materia de resultados, los grandes proyectos regionales no despegan, las problemáticas nacionales siguen vigentes y en las relaciones políticas hoy tenemos una débil agenda legislativa y en general, un panorama desalentador, como bien lo índica la última encuesta DATEXCO Pulso País, que midió la popularidad del Presidente de la República, del gobierno y de otros personajes nacionales.

La sensación que tenemos los colombianos y la opinión pública en general es que el país va por mal camino, el ejecutivo nacional no encuentra una hoja de ruta clara y el camino de gobierno se está tornando espinoso y lleno de obstáculos en diversos campos.

Sin lugar a dudas, es una situación que nos entristece, porque no queremos que le vaya mal al Presidente en su obra de gobierno, sí a él le va mal, pues indudablemente que el país correrá con la misma suerte y al fin y al cabo es el Presidente de todos los colombianos.

A pesar de que Duque ya ajusta casi un año gobernando al país, no logra desprenderse del todo de esa ala radical y extremista de su partido, que aún pretenden dominar y coartar las libres decisiones del primer mandatario, parecería que quien gobierna en cuerpo ajeno es el expresidente Uribe y esa es la sensación nacional.

Incluso, los colombianos hemos presenciado en diversos escenarios actos grotescos de sus propios funcionarios, hemos visto como Ministras, Congresistas y hasta su propia Vicepresidente cambian su nombre en los saludos protocolarios y en sus intervenciones citando como presidente aún a Álvaro Uribe Vélez, actitudes groseras y fueras de tono que desplazan al Jefe de Estado.

Personalmente creo que sí el Presidente logra apartarse de ese sector radical del partido de gobierno, podrá dar un giro favorable a su gestión como primer mandatario, pero hoy Duque, luce atado, sin margen de maniobra, es como si estuviera prisionero de su propio partido que lo tiene enfrascado en debates ideológicos y doctrinarios que para nada le interesa a la gran mayoría de la población nacional.

A los colombianos del común, lo que les interesa es que el gobierno en su conjunto brinde soluciones a los problemas reales que viven en sus regiones, a las dificultades de infraestructura, de vivienda, de empleo, de productividad, de salud, de educación, de seguridad, de agua potable y saneamiento básico, de vías terciarias, de deforestación, de lucha contra la corrupción, las dificultades inflacionarias, en fin, tanto problema del día a día de la nación.

Solucionarlos todos, no es tarea fácil, pero sí se dejara tanta confrontación política y tantos debates innecesarios se acabaría la polarización y el país gradualmente encontraría el sendero del desarrollo y el progreso se vería reflejado en las regiones.

Pero no, la realidad es otra y tenemos la sensación que la campaña política aún está vigente, el Presidente sigue interesado en temas externos, como Venezuela, los avances de la consolidación de PROSUR, de congraciarse con Trump, en fin.

Esperamos que en los tres años que restan de gobierno, todas las instituciones se articulen y logren un buen desempeño en materia de resultados, que se garanticen buenos proyectos, que se minimicen los grandes problemas nacionales con verdadera inversión social, con soluciones reales en la práctica y no con discursos amañados y demagógicos que no definen nada.

Necesitamos también que el partido de gobierno y que los sectores más extremistas del Centro Democrático dejen gobernar al Presidente, ya él no es su candidato de partido, es el Presidente de TODOS los colombianos, así que ¡Libérenlo Ya!

Bogotá, D. C, 11 de junio de 2019

*Senador Liberal

@GGarciaRealpe

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Lorena Rubiano

Por Lorena Rubiano.- Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos. ANONIMO. 

Nuestra querida y adorada patria colombiana, nos trae en el diario trasegar cosas tan insólitas que muchas veces nos cuesta trabajo creer que son reales y más bien nos parecen de pura ficción.

Veamos algunos ejemplos: En las últimas horas, funcionarios de la Concesión Cesar – Guajira S.A.S del peaje, Rincón Hondo, entre el municipio de Chiriguaná y el municipio de La Jagua de Ibirico, por míseros 9.000 pesos, que para nada afectan su multimillonario negocio, impidieron el paso de una ambulancia que la trasladaba, a la señora Cenelis Manosalva, remitida de urgencias del hospital regional de Aguachica a una clínica en Valledupar, tras sufrir un infarto, las funcionarias no la dejaron pasar indicando que si no leía el chip debían pagar los cerca de 9.000 pesos que cuesta. No tuvieron compasión ni escucharon las súplicas de un hijo de la mujer que se sentó en la carretera para pedir que los dejaran seguir, ni la insistencia del personal médico informándoles de la situación crítica de la paciente.

Insólito: valen más 9.000 pesos que la vida de un ser humano. En otras ocasiones no han dejado pasar a los carros de bomberos que van a apagar incendios.

Otro caso insólito, hinchas de millonarios en Santa Marta apedrearon el comercio del Rodadero, carros y dejaron daños a sus paso, pero lo más inhumano es que golpearon con palos y patadas a una niña que llevaba una camiseta del Unión Magdalena. Y la abandonaron gravemente herida, Estos violentos que quedaron grabados deben ser judicializados y se debe buscar remedio para estos atarvanes. Lo mismo sucedió en Armenia hace pocos días.

No he podido entender, como una guerrilla se arma para tratar de cambiar un sistema de gobierno o para derrocarlo e imponer el suyo. Pero no lo hace a través de planteamientos ideológicos, propuestas, reformas, como está sucediendo con el Eln, que todas las semanas ataca y destruye un oleoducto con grave afectación del ecosistema, de las fuentes de agua, como si ellos tuvieran la culpa, o asesinando campesinos policías o soldados, La pregunta ¿Cuánto tiempo demoraran haciendo esos daños para acceder al poder?    

Otro tema insólito y de no entender, y muy doloroso, es el asesinato sistemático de líderes sociales a lo largo y ancho del país, con el mismo modus operandi y no pasa nada. El país insolente ante esta masacre de colombianos que quieren hacer algo por su ciudad vereda o barrios y los asesinan. Van más de trescientos, ¿cuánto demoraran en asesinar a los más de cinco mil que hay en Colombia?

Y lo más aberrante e insólito de esta nuestra Colombia es el sistemático maltrato a nuestros niños, todos los días están violando y asesinando a inocentes, ¿Qué le está pasando a la sociedad? ¿Por qué no defendemos la vida? ¿Porque no estamos protegiendo ni salvaguardando nuestros niños? La perversidad, la demencia y la falta de valores están destruyendo nuestra sociedad.

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Bogotá, D. C, 7 de junio de 2019

 

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Gabriel Ortiz

Por Gabriel Ortiz.- En tiempo récord, Colombia dio el más certero paso hacia una actividad que era considerada la cenicienta del gobierno, y un freno a la más importante disciplina que un Estado y una sociedad requieren para su desarrollo, como complemento indispensable para el bienestar de sus asociados. El anhelo de una juventud y una colectividad se convirtieron en realidad con la creación del Ministerio del Deporte.

Mal que bien, un Departamento Administrativo se encargaba de atender el deporte en nuestro país. Su tarea estaba supeditada a cuanta dependencia del Estado, o de los intereses privados intervenían. Como ruedas sueltas actuaban. Era muy poca la coordinación y muchos los esfuerzos, el tiempo y el dinero perdidos. Fueron Ernesto Lucena, un estudioso comprometido con el deporte, quien con el apoyo del Presidente Duque, de muchos dirigentes y amigos de la excelsa actividad, quienes se fijaron el objetivo de darle mayoría de edad. La única manera de alcanzar ese objetivo, era creando el Ministerio de Deporte.

Se requería comprometer a mucha gente; a amigos y enemigos, a los propios deportistas y al país entero, para aprovechar y fortalecer la esperanza de los deportistas que con tanto brillo nos representan nacional e internacionalmente. Fue Ernesto Lucena, un hombre convencido de que en las democracias se requiere la unión de la técnica con la política responsable, quien dedicó toda su energía a defender y alargar los pantalones al deporte. Y lo logró.

Sabía muy bien que su misión no sería fácil. Era necesario enfrentar muchos intereses.

La misión del nuevo ministro será ardua. Debe convencer a las “ruedas sueltas” y a ciertas federaciones, que el deporte ha entrado a la alta política de Estado y que los deportistas deben ser tratados con el respeto que se merecen y que se debe abrir las puertas de par en par a todos los sectores: ¡deporte para todos!

Países como Estados Unidos tienen al deporte en el segundo lugar de sus economías, después del petróleo. Lucena así lo entiende y por ello ya anunció el más diáfano manejo de los fondos, lo cual atraerá a todos los colombianos, a millares de patrocinadores y pondrá en marchan a la más pujante empresa generadora de empleo y riqueza, fuertes medios de comunicación con periodistas especializados, profesionales expertos, empresarios y toda suerte de nuevas empresas deportivas apoyadas por la economía naranja. Florecerán las becas para los estudiantes deportistas, como sucede en los países desarrollados. Es decir, el Ministerio del Deporte, llegó tarde, pero llegó y creará escenarios deportivos que rescatarán a nuestra juventud de las drogas y demás vicios.

Será el Ministerio de la paz, de la concordia, de la amistad, de la competencia sana, del patriotismo que nos aparte de la polarización y nos unirá, para darle la más amable sonrisa y vida que merece Colombia. Fuerza Ministro Lucena.

BLANCO: Por fin bajó el dólar. ¿Seguirá esa tendencia?

NEGRO: El  negro panorama económico que reporta el Banco de la República.  

Bogotá, D. C, 7 de junio de 2019

*Exdirector del Noticiero Nacional y de Notisuper, La Noticia Viva.    

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Víctor G Ricardo

Por Víctor G Ricardo*.- En las últimas semanas el país ha recibido tres importantes noticias sobre las cuales debemos pensar y reflexionar.  

La primera de ellas fue la decisión del Consejo de Estado, en el sentido que la curul en el Senado de la República del señor Santrich estaba vigente y por tanto éste se podía posesionar.  La segunda fue la determinación de la sala penal de la Corte Suprema de Justicia de poner al señor Santrich de inmediato en libertad, ya que el juez que había ordenado su captura no tenía tal competencia.   Finalmente, la tercera fue la decisión de la Corte Constitucional que le ordenó al Presidente de la República sancionar la Ley reglamentaria de la Justicia Especial para La Paz ‘JEP’ ya que, según manifestó, las objeciones que había realizado habían sido negadas en el Congreso de la República.

Esta última situación llevó a empresarios colombianos a reunirse en la Cámara de Comercio de Bogotá para expresarle al Presidente Iván Duque su solidaridad y apoyo, gesto noble y necesario para el Jefe de Estado, pero que no puede quedarse solo allí si de lo que se trata es de resolver los retos de gobernabilidad que actualmente enfrenta el país.

Algunos dirigentes políticos han salido a proponer que se convoque una Asamblea Constitucional, para a través de este mecanismo realizar las reformas que se requieren en temas como la justicia, la salud y la reforma laboral, la educación, la impunidad y corrupción, la modernización y adecuación de las distintas ramas del poder público y los entes de Control, entre otras.

En mi opinión lo más importante es poder construir la gobernabilidad que se requiere para poder tramitar con éxito, por la vía del Congreso, las reformas urgentes que se requieren. No se nos debe olvidar que en el año 1991 se convocó una Asamblea Constitucional para que desarrollara una agenda previamente establecida y que la primera decisión de quienes fueron elegidos fue declararse Constituyentes y, por lo tanto, abarcar un temario amplio y mucho mayor que aquel para el cual habían sido convocados. En este caso, se llegó incluso a revocar el Congreso de la República de la época.

Tampoco debemos olvidar que el gobierno del cuatrienio de 1998 al 2002, anunció la convocatoria de un Referendo y rápidamente lo abortó cuando los congresistas en aquel entonces, ante la propuesta del gobierno de modificar el Congreso, propusieron también la revocatoria del Presidente de la República.

No son momentos fáciles los que estamos viviendo y debemos actuar con mucha inteligencia y madurez política, pues de lo contrario como diría un médico, puede ser peor el remedio propuesto que la enfermedad que padecemos.

Independientemente que los colombianos seamos duquistas o no, es importante que al Presidente triunfe en su mandato. De lo contrario, todos los colombianos podríamos sufrir las consecuencias. Mi llamado es a la sensatez de las distintas ramas del poder público y a nuestros dirigentes políticos, para actuar con miras al futuro y por encima de los intereses personales. Llegó la hora de proceder unido, para afrontar los problemas que vivimos.

Bogotá, D. C, 7 de junio de 2019

*Excomisionado de Paz

 

 

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José G. Hernández

Por José Gregorio Hernández.- Al decidir la Corte Constitucional acerca de las objeciones presidenciales a la ley estatutaria de la JEP, confundió los conceptos de quórum mayoría, que son diferentes y que tanto en la Constitución como en la Ley 5/92 están claramente definidos. El quórum se refiere al número mínimo de miembros asistentes que se requieren en las corporaciones para poder deliberar y decidir. La mayoría alude al número de votos indispensable para aprobar un texto.

En materia de objeciones a un proyecto de ley, el artículo 167 de la Constitución alude claramente a la mayoría requerida para aprobar e insistir en el proyecto objetado por el Gobierno: mitad más uno de los miembros de una y otra cámara.

El actual artículo 134 de la Constitución establece que, "para efectos de conformación de quórum (no habla de mayorías) se tendrá como número de miembros la totalidad de los integrantes de la corporación con excepción de aquellas curules que no puedan ser reemplazadas". La misma regla prevé para impedimentos y recusaciones aceptadas.

La Corte Constitucional, al resolver que las objeciones presidenciales al proyecto de ley estatutaria de la JEP habían sido rechazadas en el Senado con la mitad más uno de sus miembros, aplicó al caso el precepto, pero no para establecer el quórum -como él lo dispuso- sino para definir el número de miembros en relación con la mayoría exigida. Restó, por tanto, del total de miembros a los impedidos y a los no posesionados. A nuestro juicio, se equivocó, al confundir los conceptos, sin sustento en norma alguna.

Otra equivocación: la Corte Suprema de Justicia, en el caso de alias "Jesús Santrich" (fundada en el criterio del Consejo de Estado según el cual no cabe la pérdida de investidura de quien no se ha posesionado por estar privado de la libertad, lo que entiende como "fuerza mayor"), lo consideró amparado por el fuero de congresista aunque no se había posesionado. La Corte contradijo su propia tesis, formulada en agosto 17/18, cuando negó a Santrich el habeas corpus porque “…no tomó posesión efectiva de su cargo y, como consecuencia, no puede decirse que, para estos precisos fines, se tratara de un congresista en ejercicio efectivo de sus funciones legislativas, que es a quien resguarda efectivamente la norma con el fuero”. Agregó: “Si en este caso no hubo una posesión efectiva de la función legislativa, no tiene sentido predicar un fuero constitucional que no es en estricto sentido un privilegio personal, sino una garantía institucional a favor de la independencia del Congreso de la República. Tampoco puede admitirse que las conductas que originaron la captura hubieran tenido alguna relación con la labor legislativa, pues nunca la ha desempeñado”.

Ese era lo ajustado a la Constitución, pero ahora la misma Corte lo contradice.

Además, entra en contradicción con la Corte Constitucional, que el mismo día, para los fines de establecer el número de miembros del Senado, restó a los no posesionados.

¿En qué quedamos? Increíble inseguridad jurídica, por cuenta de decisiones de los altos tribunales.

Bogotá, D. C, 6 de junio de 2019

*Expresidente de la Corte Constitucional.

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Jairo Gómez

Por Jairo Gómez .- No pretendo, ni más faltaba, diseñarle las políticas al gobierno del novato presidente Duque, sino hacerle una prueba de estrés a sus propuestas que sin duda van de mal en peor. No atina una.

La verdad, las veo fuera de foco y el nerviosismo con que el mandatario de la legalidad pretende superar las actuales dificultades para gobernar, no lo deja pensar en grande; no lo deja superar el pasado en que lo tiene acorralado su mentor, el expresidente Uribe.

Es hora de que Duque se dé cuenta de la lección de coherencia e independencia que le acaban de dar los máximos órganos de justicia -la Constitucional, la Suprema, el Consejo de Estado y la JEP- quienes le dijeron que los desinstitucionalizados son otros; no puede el presidente, terco en sus propósitos, seguir apostándole al fracaso y la modificación del Acuerdo de La Habana, que no solo la mayoría de colombianos apoyan sino la comunidad internacional, incluidos 70 congresistas del paradigmático país del cual el novel mandatario quiere traer su modelo y aplicárnoslo aquí, en la tierra de Macondo.

En dos meses y cuatro días cumple el primer año de gobierno, y los logros son superados por los fracasos legislativos y las pretendidas objeciones; este empecinamiento llevó a la actual administración a olvidarse de otros problemas sensibles y cuya solución no dan espera: el desempleo se disparó, llegó a los dos dígitos y con dificultades para bajarlo de ahí; las metas de crecimiento amarradas al volátil petróleo le descuadraron la caja; la devaluación del peso que beneficia el bolsillo de los exportadores, para el resto de los demás colombianos es un mazazo, pues consumimos cerca de 12 millones de toneladas de alimentos importados a unos precios exorbitantes, es decir, impagables.

No es claro el panorama, no sabemos para dónde vamos. La tal economía naranja es un embeleco para distraer bobos e incautaos. No es una propuesta auténtica y carece de idoneidad para ser aplicada en un país en el cual los niveles de conectividad son nulos y la educación apenas se ajusta a la nueva realidad de los algoritmos y las tecnologías.

Y Duque, amparado en la ceguera de sus aliados del Centro Democrático, conservadores y grupos religiosos, parece no enterarse del estado de las cosas y vive alucinando con el mantra en que se le convirtieron el acuerdo de paz y la Justicia Transicional. Es más las presiones de su mentor Álvaro Uribe, no me dejan mentir: “(Seguimos) atentos a apoyar proyectos del gobierno para reformar Acuerdos de La Habana”.

Esa es la equivocada agenda del Gobierno Duque mientras el país continúa nadando en cultivos de hoja de coca y las alternativas para el campesino se enredan en los vericuetos de la burocracia estatal, la represión y persecución de la fuerza pública; y, como si fuera poco, la política de sustitución de cultivos pasó a ser una quimera y hoy se continúa promoviendo, desde los más altos cargos gubernamentales, fumigar con glifosato, un agente cancerígeno científicamente demostrado.

No se da pie con bola. De las tantas trabas que le clavan a la implementación del Acuerdo de Paz, ahora aparece esta perla: pretenden trasladar 11 de los 24 Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación  (ETCR) vigentes, con el peregrino argumento de la ilegalidad e inseguridad para los exguerrilleros, desconociendo que las entonces zonas veredales fueron antiguos territorios de conflicto y hoy se consolidaron como regiones de paz por los mismos excombatientes. ¿A quién se pretende beneficiar?

Más sosiego señor presidente Duque, deje el estrés a un lado, usted gobierna para 47 millones de colombianos; más bien dedíquese a modernizar la política; la justicia, refórmela para bien del ciudadano de a pie; cambie ese perverso sistema electoral, métale tecnología; y devuélvale al campesino el honor de serlo, dignifíquelo; mejor dicho, presidente, implemente el acuerdo de paz, pase a la historia; así como va, esta no lo absolverá.

Bogotá, D. C, 4 de junio de 2019

*Periodista y Analista Político.

@jairotevi  

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Guillermo García Realpe

Por Guillermo García Realpe.- El país finaliza ocho meses de polarización, de debates, de muchos temas doctrinarios e ideológicos, pero no de problemas reales del país. El tema de Guaidó, el tema de Santrich, y el tema de las objeciones tuvieron finalmente una resolución para que las instituciones respectivas, las Cortes, las entidades competentes continúen abocando la problemática. 

Hoy requerimos que el Congreso de la República, que el Gobierno Nacional, que el sector público se dedique a trabajar, se dedique a afrontar la problemática de los sectores productivos como el cafetero, lechero y todos los pequeños productores de nuestro país, también otros fenómenos del día a día como el desempleo creciente, el bajo crecimiento económico, la disparada de la divisa del dólar que ya vamos a romper hitos históricos de tres mil 400 pesos y esta es una temática que no se ha atendido y menos se ha solucionado, lo que ha ocasionado que voces desde los gremios y del mismo Banco de la República, como también de calificadoras internacionales estén prendiendo las alarmas y haciendo los respectivos anuncios. 

Por lo tanto, la agenda del Gobierno y la agenda del Congreso tiene que afinar objetivos entorno a los problemas cotidianos, los problemas reales del país, entre otras como el tema de las pensiones que hoy está representando grandes preocupaciones de millones de colombianos que no tienen la esperanza cumplida. 

El Gobierno Nacional se ha quedado sin agenda en el Congreso, pues los grandes proyectos y las grandes reformas brillan por su ausencia en el legislativo, salvo el proyecto de ley de las TIC´s que después de ocho meses de trámite se encuentra hasta ahora despejando impedimentos en la plenaria del Senado. 

Esta situación es muy preocupante, toda vez que otrora, en el Capitolio se tramitaban las grandes reformas para el país, las que brindaban posibilidades de solución a los grandes necesidades nacionales, pero hoy la “fábrica de las leyes” no está produciendo mayor cosa, salvo algunas iniciativas de leyes de honor, que en la mayoría de los casos se quedan en el papel, sin ejecutar. 

Esta parálisis legislativa es exclusiva responsabilidad del ejecutivo y del Gobierno en general, pues desgasto al Congreso en la insistencia de objetar la JEP, sin tener en cuenta que esta Jurisdicción Especial de Paz tiene un blindaje jurídico, la cual fue creada bajo el Acto Legislativo 01 del 4 de abril de 2017, quedando así incluida en nuestra Constitución Nacional. 

Ese trámite fue desgastante, sin mayores resultados, al final se sabía lo que iba a pasar, que el poder legislativo y ahora el poder judicial no aprobaran tal iniciativa presidencial, aquí primó la continuidad de la defensa de la Paz nacional, se escogió el camino de la reconciliación y no el tortuoso camino de volver a la guerra y de incendiar el país. 

El Congreso se enfrascó durante más de mes y medio en sesiones eternas y debates que más de argumentos tenían como objetivo mostrar las doctrinas e ideologías de una y otra bancada. 

Desde el pasado 11 de marzo cuando el Gobierno presentó al Congreso las seis objeciones por inconveniencia a la Jurisdicción Especial de Paz, la agenda legislativa se paralizó y el país no supo de otros proyectos, como ya lo advertimos, nos concentramos netamente en una agenda política que en nada resuelve los grandes problemas del día a día de los colombianos. 

Superado ese engorroso proceso, esperamos que el nuevo período legislativo que empezará el próximo 20 de julio, y con seguridad con un Presidente del Congreso del Partido Liberal, se retome el rumbo del poder legislativo y se pongan sobre la mesa proyectos de corte social tan escasos en esta legislatura. 

Como dijo recientemente en Bogotá durante EXMA 2019 el expresidente de los Estados Unidos, Barack Obama “quiero un mundo en el que se crean hechos, no en opiniones”. 

A cambio de resultados, éste Congreso se ha dedicado a debates incendiarios que han rayado en confrontaciones innecesarias, por lo tanto, el llamado es a trabajar ¡vagos! como dice una colega y como dicen en mi pueblo “a echar pala”. 

Pasto, 3 de junio de 2019 

*Senador Liberal

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